jueves, 29 de enero de 2009

Alma, corazón y vida

Tenía una amplísima paleta de colores entre los que elegir el más apropiado, aunque ya de entrada le habían sugerido que descartara el negro y el blanco, demasiado clásicos, siempre controvertidos y contrarios. Alguien apuntó que descartara el rojo, de obvias connotaciones políticas, y también el amarillo por similares motivos. Que ignorara el azul y el rosa, demasiado simples, en exceso infantiles. Que evitara el verde, porque enorgullecería a los de la plataforma y no era plan de regalarles alas. El morado, por antigua tradición vinculado a la Cofradía del Nazareno, o el marrón, correspondiente al hábito de San Antonio, mejor omitirlos. El gris remitía a un pasado muy próximo, ¿o acaso no había participado en las manifestaciones nunca permitidas, siempre clandestinas? El marino recordaba al mar, carencias, mundos que deberían ser protegidos…

El caso es que cada vez que examinaba los colores disponibles se le acentuaba aquel escozor en los ojos, aquel dolor que con sólo las lágrimas remitía porque un propósito sencillo se había convertido en una empresa imposible y que acaso le costara la vida. Se trataba de escribir tres palabras que la humanidad había olvidado. Cierto que figuraban en el Gran Diccionario, pero no importaba que allí existieran cuando resultara tan fácil expulsarlas de los corazones.

Finalmente eligió con los ojos cerrados el color de la tinta. Pero su mano tembló al ir a escribirlas, y las palabras quedaron al borde de sus labios sin vida, postergadas hasta la elección del nuevo artista que hubiera de reproducirlas. Condenadas al olvido.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

La leeré con atención, hija. Sea buena.

Wara dijo...

Muchisimas gracias por esa atención que me brinda, don Laureano. Respecto a lo de ser buena, uf, lo intento.

Buenas noches.

Dejame que te cuente dijo...

ni te imagians lo que me recordo este post...ala epoca en que pintaba cudaros mientras mis lagrimas se mezclaban con el acrilico..
muchas veces pienso en que hogar estaran los cuadros que fueron pintados con mis lagrimas.....
un abrazo

Wara dijo...

Siempre he admirado a la gente que sabe pintar, y me refiero a cualquiera que sabe hacerlo, no concretamente a grandes y reconocidos artistas. En mi admiración no niego que exista cierta envidia por cuanto es un don que ni con cien mil años de práctica...

Mucho de nuestro esfuerzo y de nuestro trabajo encubre un sinfín de lágrimas que sólo nosotros conocemos. Yo espero de todo corazón que tus cuadros vivan en un hogar donde sean apreciados.

Un fuerte abrazo, Fire.

tests dijo...

¿Recuerdas que te dije que un artista no debe seguir los principios regulados por ninguna norma artística? :-). El verdadero Arte es una completa anarquía donde sólo importa el creador/a y su obra... es una revolución de los sentidos del artista, un ciclón de emociones girando sobre el medio plástico que su sagrada virtud expansiva y soñadora elija. El artista ha de ser rebelde en la plasmación de sus sentimientos, pensamientos y sueños. ¿Y tú, querida Wara, de qué colores pintas el alma, el corazón y la Vida? :-)... Consejo: sé rebelde, anárquica, expansiva y ciclónica en la respuesta ;-)

Un beso,
Maverick
...

Wara dijo...

Ay, Maverick, creo que no puedo ser ciclónica porque nunca lo he sabido ser, y mira que me hubiera gustado alguna que otra vez; pero siempre reprimo más de lo que exteriorizo, y sé que se me ha llegado a considerar como demasiado fría.

Alma, corazón y vida es el título de una antigua canción: alma para conquistarte, corazón para quererte y vida para vivirla junto a ti, creo que decía más o menos. Pues todo ello deberíamos empeñarlo y emplearlo en dar color a la paz, a la igualdad, a la fidelidad... Y todo ello, personalmente, lo envolvería en un tono que yo llamo "azul finisterre", el color del mar en la playa Finisterre de La Coruña. El color de las olas, de las nubes, de los sueños que pueden hacerse realidad.

Besos.