sábado, 26 de junio de 2010

Ingenuidad

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¡Más alto, más alto!

¡Quisiera alcanzar una estrella

antes de que se apague!


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sábado, 19 de junio de 2010

Dos y dos

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... —¡Despierta! —le dice él con voz demasiado alta—. La película se acaba…
... Ella le mira con los ojos entornados, nublados por el brevísimo sueño; bosteza al tiempo que pregunta, indiferente:
... —¿Qué hora es?
... —Temprano —él se sienta en la orilla de la cama y comienza a desvestirse; tiene ganas de hablar y explica despreocupadamente:— Al final resultó que el marido de Teresa consiguió entradas para el espectáculo del Cirque du Soleil y no tuve valor para retenerla; le encargué que se pusiera muy guapa y disfrutara de la noche… Al rato decidí que incluso yo merecía un descanso y me he escapado…
... —¡Pero qué mentiroso eres...!
... —¿Qué quieres decir?
... —Que precisamente Jorge acaba de salir...
... —¿Es que Jorge te visita cuando yo no estoy?
... —Marco, ¡despierta tú de una vez! ¿No te parece hasta natural? Teresa no se aparta de ti ni dentro ni fuera de la oficina; de ti, que eres mi marido. No es tan tremendo que el suyo me haga compañía a mí.
... Sin más, ella apaga el televisor, apaga la luz, cierra los ojos y, antes de girarse en la cama dándole la espalda a Marco, ya se ha vuelto a dormir.
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Circo du soleil

lunes, 14 de junio de 2010

Paraíso perdido

Paraíso perdido.
Perdido, por buscarte.
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— Rafael Alberti —
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¿Será verdad que pasamos a su lado y torcemos la mirada?
¿Será verdad que dejamos que se nos escape de las manos
para llorar la pérdida de aquello que acaso menospreciamos?
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¿Será verdad que lo perdemos cada vez que buscamos,
por buscar insatisfechos, sin saber conformarnos?
¿Será verdad que baila ante nosotros, nos mira, nos embauca,
nos prueba y luego da la espalda?
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¿Será verdad que estamos condenados a nunca disfrutarlo?
¿Será verdad que pasamos la vida
persiguiendo el paraíso sin jamás alcanzarlo?
¿Será verdad que nunca desistimos en nuestro anhelo de encontrarlo?
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miércoles, 9 de junio de 2010

Malditos roedores

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... ¡Malditos… malditos roedores! ¿Es que ya no recuerdas cuando hacía tanto frío y llovía… cuando el invierno era realmente invierno y anochecía y las farolas se apagaban dejando que las calles permanecieran a oscuras, solitarias, vacías? ¿No recuerdas que papá nos advertía que mantuviéramos las puertas cerradas porque los roedores salían de las alcantarillas y se colaban en los portales e incluso en las casas vecinas? ¿Recuerdas el pasillo de nuestra casa, tan largo y ancho como una avenida? ¿De qué nos servían tales medidas si no nos ponían a salvo de lo maligno cada vez que la prima de mamá exhibía, brazo en alto, la pieza recién conseguida… cuando sacudía al bicho rendido ante nuestras narices, sobre la taza de leche humeante o sobre el plato de comida, cuando venía y me perseguía hasta mi cuarto prolongando mi agonía y yo, histérica y tan niña, pensaba en lo fácil que era odiarla y no quería y temía hacerlo por creerlo un pecado?

... Incluso cuando la requerían los vecinos volvía a casa con la víctima abatida, y yo vuelta a correr para encerrarme en mi cuarto, perdidos los nervios, torturada, llorando. ¡Tantos rezos de rosario mezclados con tanto impulso malsano…! Me estoy poniendo mala con sólo recordarlo, no sé por qué has tenido que regresar a aquel año. Con lo poco que hablas, también hoy podrías haberte quedado callado… Ve, te libero del compromiso de darme charla… Oh, crecimos, sí, crecimos, para gritarle a la prima que se dejara de bromas, que se lavara de una vez y para siempre las manos… ya era bastante. ¿Ríes? Nunca me pareció cosa de risa correr por la casa dando alaridos, perseguida por una loca que, recuérdalo, era quien al final se sentía ofendida.

... Y ahora… Tres cursos de carrera apañándomelas para estudiar a Pavlov con un ojo a medias abierto y el otro cerrado. Impulsos y reflejos, laberintos, pérdidas, ensayo y error, trampas y más enrevesados laberintos… ¡Ojos cerrados a cal y canto! ¿Cómo se supone que podría aprobar la maldita asignatura si no lograba asomarme a los apuntes ni entreabriendo un margen? Cuarto, quinto curso y la asignatura a rastro… ¡Malditos… malditos roedores, que me buscan más desgracias! Me hacen imposible la infancia y aparecen de nuevo decididos a cerrarme el camino. ¿Por qué habré elegido Psicología? En Filosofía o Pedagogía no estudian roedores y en la Escuela de Magisterio, como mucho, los encontrarán por los rincones. Sexta convocatoria… la carrera que peligra. Le cuento al profesor el problema, me confieso en una carta muy sentida que remito al Departamento antes de arrepentirme. En ella le imploro que comprenda esta fobia que me agobia, me ahoga… le suplico que no tire mis años de estudio por la borda.

Juan Genovés - "Mujer huyendo"

domingo, 6 de junio de 2010

Si se olvida el rostro o se olvida la voz

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el recuerdo deviene cataclismo el alma el alma el alma duele la belleza de la rosa roja blanca dos tres nueve doce diecisiete veinticuatro preciosa urna que se pliega se cierra se abre se vuelve en sí misma guardando el terrible secreto muerto a voces

3 de junio de 2010
 In Memoriam

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miércoles, 2 de junio de 2010

Alas






... ¡Oh, cuán lejos podría llegar! ¡Cuántos mundos no se me revelarían… sólo con que me atreviera a volar! —exclamaba el pájaro ante la puerta, abierta, de su jaula.