martes, 9 de junio de 2009

Sevicia

...
En la alta torre de un castillo sin nombre,
arropada entre sombras extrañas e informes,
la reina se oculta tras un real porte
que engaña, miente e impone.
Convoca al silencio, al sueño, a la noche,
y espectros, fantasmas, visiones,
acuden presto y forman su corte.

Oculta Sevicia la envidia que la reconcome,
la belleza marchita
en inútiles días que corren al encuentro de la fúnebre noche;
disfraza el odio, la rabia, la furia
con apariencia de nobles y sinceras emociones.
Vida nueva vibra en esta jornada festiva
de salvas y honores,
dicha que esquiva a Sevicia, la ignora y olvida,
gozosa de sustituirla por otra, arrebatándole el trono.

Sevicia requiere de urgencia a su corte,
no quiere estar sola
cuando contemple el alcance del mal fraguado en la noche,
la mano oscura ejecutando su orden,
un secreto veneno impregnado en un broche de oro,
regalo de bodas del príncipe a su esposa.

Sevicia ha dispuesto
que la niña de cabellos rojos como el fuego,
la niña dotada con muy bellos sentimientos,
la niña que confía en que todo sea un sueño,
con el vestido blanco teñido de venganza
bajo un tapiz de estrellas esquivas y fugaces
que le anticipan un sino cruel y contrario,
un destino de breve dicha,
exento de males y pesares,
al amanecer habrá de yacer en el estanque.
...

9 comentarios:

Trini Reina dijo...

Si es que la envidia sólo trae estas cosas. Sevicia...el nombre le viene que ni pintado a esta malvada reina. Ojalá que la dicha la esquive para siempre.

Saludos y gracia spor tus palabras

Malena dijo...

Vuelvo dentro de un ratito. Quiero leerlo despacio.

Un beso, Wara.

P.D/ Así, de pronto, te digo que promete :)

Anónimo dijo...

Me gusta el nombre de esa mujer malvada. Sevicia. Creo que, si me lo dijeran, daría también con una mujer envidiosa y llena de rabia.
Historias de princesas las tuyas... ya sabes que me encantan y que lo recreas estupendamente.
Son cuentos para mayores, que tampoco pueden dormir la mayoría de veces.
Un beso, Wara querida.

Malena dijo...

La envidia es mala consejera y si a ella le unimos todos los sentimientos nefastos que anidan en su alma, es un coktel que arrasará todo lo que encuentre a su paso. No puede soportar ningún tipo de belleza ni de bondad y se encierra en aquellas altas torres.

Espero de corazón con ese trocito de niña que anida en mi alma, que aparezcan las hadas que la destierren a un lugar muy lejano.

Si tu supieras como me has hecho visualizar a Sevicia!

Precioso cuento, Wara, merecía la pena volver a leerlo pero despacito.

Besos y rosas.

Wara dijo...

Pienso que con ese corazón de niña que conservamos aunque a veces digamos que no-no, que ya hemos crecido y no creemos en cuentos, somos capaces de vencer a cualquier Sevicia o bruja malvada que se nos ponga delante. Hay muchas formas de vencerlas, por ejemplo, a veces basta con reconocerlas.

Trini, Malena, Fusa, un abrazo y mis deseos de felicidad.

Anónimo dijo...

Yo creo que ésa es la mejor forma. Diría que hasta la única, la verdadera: reconocerlas.

Wara dijo...

En cualquier caso, nosotras estamos sobradamente preparadas para hacerles frente, ¿a que sí?

Un beso, Fusa, buenas noches.

Arcángel Mirón dijo...

Lo bueno de ser plebeya es que no hay necesidad de fingir nada.

Wara dijo...

Sí, ¿verdad? Y qué bueno, por ejemplo, poder negarnos a probar un zapato tras otro para demostrar si somos o no una especie de Cenicienta.

Un abrazo.