jueves, 5 de marzo de 2009

Ligero equipaje

Me escribes diciendo que deseas mostrarme tus montañas, tu cielo, el mundo entero que te rodea ahí, en ese rincón tan pequeño. Me pides que vaya… ¡Cuánta angustia sólo al pensarlo! Los cambios me aterran, te consta. Viajar, lo detesto…

Pero, ¿sabes? Tengo ahí mismo una maleta, que envejece conmigo y a mi ritmo; espera hace tiempo que la llene y le de sentido. ¡Me llevaré pocas cosas! Verte al fin, mi viejito, mi amor, mi vida, mi amigo… estar contigo y compartir ese cielo que adoras es razón suficiente para que emprenda el camino.

Te quiero, sí. ¡Me reuniré contigo!

4 comentarios:

Gabriel Ramírez dijo...

Pues llene usted la maleta con lo peor de usted, abandone el equipaje antes de ir. Eso si que es viajar ligero. Y el trayecto le parecerá mucho más agradable.

Wara dijo...

¡Pues sí que es verdad! Como verdad es el hecho de que dos ojos ven mejor que uno, y que siempre hay alguien que nos puede aconsejar bien... ¡Y yo que presumía de hacer unas maletas perfectas!

Un abrazo, Gabriel.

Anónimo dijo...

Los cambios sin sentido son los mejores muchas veces... Las cosas imprevistas que suceden porque sí y de la nada, salen mejor que las cosas que se preveen desde hace tiempo :) No dejes que la maleta envejezca sin darle su debido uso ;)

Besos Wara!!

Wara dijo...

Yo sé qué es así, que con frecuencia se disfruta más de lo imprevisto y que incluso el resultado es mejor, pero para muchas cosas de la vida parece que tengo que presentar una instancia, mira tú si seré tonta.

Besos.