lunes, 30 de marzo de 2009

Cicatriz

Escuchaban su voz y se dejaban encantar por ella.
Por el sonido, por las palabras.
Comprendían las palabras y se dejaban acunar por ellas.
Por su tristeza, su melodiosa desesperanza.
La adoraban.


Nadie conocía su aspecto, su gesto;
su expresión
si acaso decepcionada,
tal vez siempre anhelante.
Ignoraban si al hablarles reía o lloraba
—nunca podrían saber con qué frecuencia les engañaba
simulando alegría cuando su corazón más sangraba—.


Un día accedió a sus ruegos
mostrando un rostro de agradables rasgos,
la tristeza esculpida en la mirada;
bailaban las palabras
en los labios exhaustos que alguna vez besaron con ansia.
Las arrugas en la frente y en las manos amplias
descubrían su cavilación,
hablaban de múltiples entregas vanas.
Les mostró todas y cada una de sus cicatrices pasadas.


Entonces ocurrió algo extraño… comenzaron a abandonarla.
Su imperfección no era grata
en un mundo donde la apariencia
fuera convertida en campo de batalla.
Y corrió a ocultarse sabiendo que era tarde,
una nueva herida se abría en su alma,
otra cicatriz para sumar a las jamás olvidadas,
a las para siempre conservadas,
cinceladas en sus labios, en la mirada,
en la voz nuevamente silenciada.
.

7 comentarios:

Gabriel Ramírez dijo...

Suele pasar. Todo aquel que se lanza con alas de ceniza al vacío termina herido. Y hoy, todas, lo son. Lo trascendente ha desaparecido para hacer hueco a lo temporal.
Un saludo, Wara.

Druida de noche dijo...

Me encantó... Una cicatriz que puede ser visible, detrás del rostro cubierto por el lienzo, pero también puede ser invisible, detrás de la piel cetrina... Las cicatrices tienen muchas formas y colores, pero dicen lo mismo de siempre...

Wara dijo...

Ya sabemos que la apariencia manda, se impone cada día más, pero es triste porque mucha gente opta por ocultarse, y a veces no sólo para no mostrar un físico más o menos agraciado, sino para ocultar la huella de heridas más profundas que quizás entre todos podríamos haber ayudado a evitar.

Gabriel, Druida, muchisimas gracias a ambos. Buenas noches y feliz semana.

Edda dijo...

Hay heridas que se curan con una sonrisa. Quien le da la espalda a una cicatriz, no sabe sonreír.

Wara dijo...

Es que sonreir, Edda, es una forma de caricia.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Las cicatrices del alma siempre son peores que las del cuerpo, eso lo sabemos todos.. La gente suele volver el rostro con desagrado cuando ve estas, pero aún creo que cuesta más trabajo mirar las otras. A nadie le gusta contemplar las penas de los otros, tomarse el trabajo de intentar restañarlas... Somos así de insensibles.

Besos.

Wara dijo...

He recordado una frase tremenda del libro de Roth "Elegía", en la que hace referencia al "alivio" que la gente siente cuando una desgracia no le ha tocado a ella, sino a los otros. A veces ese alivio nos empuja a huir. Entonces, además de insensibles, nos descubrimos crueles.

Besos, Quimera.