miércoles, 7 de julio de 2010

El gesto de la muerte

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... —Amo —dijo el viejo criado al rico mercader—, te ruego me prestes el más veloz de tus caballos pues esta noche quiero estar muy lejos.
... —¿Por qué esa urgencia? —preguntó el mercader.
... —Me he cruzado con la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza —respondió el criado con el rostro descompuesto por el terror.
... El mercader se compadeció del criado, que siempre le había servido fielmente, y aceptó confiarle al más veloz de sus caballos para que lo condujera hasta la ciudad de Ispahán, donde el criado le aseguró que se sentiría a salvo.
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... Al atardecer acudió el propio mercader a la plaza del mercado y hallando también allí a la Muerte, no se resistió a preguntarle:
... —Muerte, ¿por qué has hecho un gesto de amenaza a mi criado?
... —¿Un gesto de amenaza? —inquirió la Muerte—. No ha sido de amenaza, sino de asombro. Me sorprendió verlo aquí esta mañana, tan lejos de Ispahán, de donde habré de llevármelo esta misma noche.
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Carlos Schwabe
"La muerte y el sepulturero" (detalle), 1890
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Cuento original de Yalal Al-Din Rumi, poeta persa del siglo XIII
Jean Cocteau escribió en 1923 "El gesto de la muerte".
Jorge Luis Borges y Bioy Casares lo toman y lo traducen para publicarlo en la colección "Cuentos breves y extraordinarios".
A su vez, Gabriel García Márquez lo tituló "La muerte en Samarra".

4 comentarios:

núria dijo...

Sí, muchisímas versiones de este cuento. Por qué será que la muerte nos fascina tanto?

Wara dijo...

Quién sabe, quizá porque, aunque quisiéramos huir a nuestro Ispahán particular y ponernos a salvo, sabemos que allí acabará todo.

Besos, Núria.

Malena dijo...

Mi querida Wara: Nunca había leído este cuento y es muy bueno y claro, hace pensar que nunca sabemos donde está el peligro o bien que no podemos engañar al destino.

Gracias por dármelo a conocer.

Mil besos y mil rosas.

P.D/ Me alegro de las noticias que me distes.

Wara dijo...

Son unas poquísimas líneas para decir lo fundamental; no hay vez que las lea sin sentir que me cautivan a la vez que me da un escalofrío.

Gracias a ti, Malena, besos.