miércoles, 7 de octubre de 2009

Caimán

Que le llamaran “Caimán” no era casualidad. El nombre y la fama se los había ganado a pulso y no precisamente por su aspecto de hombre pequeño, nariz chata o los pies planos una vez incómodos y ahora siempre a sus anchas dentro de un zapato italiano, remate a los clásicos ternos de hechura impecable.

Y pese a su fama de hombre lejano, distante, intocable, allí estaba esta misma tarde, en mangas de camisa y pantalón de verano, disfrutando de un helado en mitad de una plaza, escuchando música en el mp3 que la pequeña Petunia había confiado a su cuidado para ella correr a empaparse de agua, polvo y cansancio bajo la atenta, embelesada mirada de su padre.

M.C. Escher
"Puddle"

11 comentarios:

Carmen Neke dijo...

Wara, esa imagen es un remate muy inquietante para la historia que has contado, ¡pobre Petunia! :-O

Malena dijo...

Creo, mi querida Wara, que por muy mala que sea una persona, al contacto con sus hijos sale toda la bondad que está escondida en su corazón. Ya sé que desgraciadamente hay excepciones, pero en el caso de Caimán, no.

Mil besos.

Wara dijo...

Neke, ¡si sólo es un charco!, jajaja. Claro que Escher es ese de las imágenes y mundos raros, ¿no?, que no tienen principio ni fin, que se pueden mirar del derecho y del revés... Quizá no apropiado para una niña que juega feliz en un parque, ¡pero es que ya me llegó el invierno! Besos.

Malena, pienso que en la mayoría de los casos los hijos son la debilidad de los padres pero sí hay excepciones, como bien dices. Por eso quise que este padre no lo fuera. Besos.

Malena dijo...

He vuelto por aquí por si me habías dicho algo y de paso te dejo un beso :)

Wara dijo...

Pues casi entregado en mano, porque estaba por aquí. Gracias, me ha gustado especialmente. Besos.

Trini Reina dijo...

Un ser para los extraños y otro distinto para Petunia. Además, no dicen que la música amansa a las fieras...

Abrazos

Wara dijo...

Sí, es verdad, por eso parece posible creer que existe alguna forma de magia.

Un abrazo, Trini.

Anónimo dijo...

Me encanta lo bien que has perfilado este personaje. Su nombre, su aspecto. Se sabe mucho de él, con poco. Y también de su hija, indirecta en esta breve descripción.
Un abrazo.

Wara dijo...

A veces, la historia nace a partir de una sola palabra; esta salió de tres prefijadas, caimán y petunia eran dos de ellas, y viendo los opuestos que ambas palabras sugieren, tuve claro que no obstante debían tener una unión. Por eso, el padre se define realmente a través de su niña.

Un abrazo, Fusa, muchas gracias.

Manuel dijo...

Hasta los caimanes tienen sentimientos...

Wara dijo...

Hola, Manuel, tienes razón y, de hecho, algunos también se hacen querer.

Un saludo.