sábado, 1 de agosto de 2009

No eres tú

La tarde había pasado, las sombras del jardín, los sonidos habituales se habían ido amortiguando hasta dejar de existir, fundidos en la oscuridad general de la habitación. El movimiento de la cabeza fue leve, imperceptible; le pareció escuchar voces a su espalda, en el pasillo, en la sala, la voz de él, pero no le apetecía volverse y mirar. No era preciso para recordar que, pues no era ella, las hirientes palabras no debían causarle dolor alguno.
—¿Qué quieres decir con eso de que te marchas, que no volverás? —había preguntado ella—. Ya hemos jugado antes a este estúpido juego donde al final has ganado… ¿No me he alejado de mi familia, de mis amigos… no he renunciado incluso a mi puesto de trabajo? He hecho cuanto me has pedido sólo porque te amo.
—Chica, lo siento, no sé cómo decirlo… Cuando vengo a casa y sencillamente me miras y callas, no sé, no me agrada. No eres tú… Cuando antes te enfadabas, aparecías así tan ofendida, insultándome o quitándome durante días la palabra… entonces, la verdad, resultabas más humana.


6 comentarios:

núria dijo...

Nadie merece que dejemos de ser nosotras.

(Normalmente evito las simetrias, pero me gusta más el Solsticio de Inwierno centrado en el texto)

Anónimo dijo...

No me esperaba la explicación del chico. Parece una estupidez... pero a veces sí parece más humano un insulto o un grito que un silencio y una mirada serena. Yo he caído en esa trampa.
Un abrazo, Wara.

Almudena dijo...

Muchas personas prefieren el ruido porque tapa lo que tiene que decir el silencio. Es más cómodo y no hay que esforzarse.

Como de costumbe, precioso.
Besucos.

Wara dijo...

Es triste que una mujer, amparándose por lo general en ese amor que siente hacia su pareja, consienta en cambiar, traicionarse a sí misma y adaptarse a la voluntad de una persona que muchas veces ni siquiera sabe realmente lo que desea.

(Núria, gracias; ojo que muchas veces esto de ponerse a jugar con plantillas y códigos nos da sustos tremendos. Pero yo sé que volveré a tropezar en la misma piedra, jaja).

Besos a las tres, gracias.

tests dijo...

Cuando un hombre ama sinceramente a una mujer, hasta sus silencios le dicen los sentimientos que circulan por la mente de su amada, un gesto, una mirada, una sonrisa... todo forma parte de un complejo mecanismo biológico y psicológico que se potencia en los estados de amor y adoración hacia la persona que tiene ante sí. Si el hombre que ama esa mujer no puede entender esas cosas, no no debe intentar hacer nada por agradarle porque no él no la ama y cualquier esfuerzo hacia él no lo tomará como un gesto de amor sino como un trofeo o una conquista fácil y no valorará a la persona que hay en esa mujer ni la riqueza que guardas dentro de sí. Ese hombre no la merece, nunca la ha merecido. Debe dejarle ir en pos del profundo abismo que se abre ante el vacío negro y frío de sus emociones inhumanas. El sol brillará de nuevo para ella, porque ella si tiene corazón y tiene sentimientos alegres, esperanza e ilusiones, ella tiene empatía, sabe comprender a las personas y sabe querer y hacerse querer. No debe tener miedo de buscar otro candidato si el corazón le pide compartir un amor. Afortunadamente, mi querida Wara, el mundo está tan bien hecho que, contra todas las estadísticas de bote, lo cierto es que hay más o menos el mismo número de hombres que de mujeres en el planeta, de manera que, con toda seguridad, existe alguien que sabrá apreciar las miradas y los silencios de esa chica tan bien como sus palabras y sus risas. Así que, el corazón alegre, la mirada altiva y el paso firme y seguro... que el mundo siempre he sabido que es vuestro, de las mujeres :-).

Un beso
Maverick
...

Wara dijo...

Qué bueno eres para levantar el ánimo, eh, Maverick, jajaja. Y tienes razón, especialmente en lo del corazón alegre porque pienso que sentir alegría es una forma de permanecer joven de espíritu, mentalidad y actitud.

Besos.