sábado, 18 de abril de 2009

La ratita presumida

No es uno solo el hilo que la sostiene mientras inicia su paseo por la vida, sino muchos, infinitos. Tantos, que le infunden esa confianza que le permite lanzarse de cabeza al vacío, inconscientemente segura de hallar la red tejida por el mismo Hombre Araña. Es precisamente el de Spiderman el traje que Inés querría enfundarse esta tarde en lugar del de Ratita Presumida que le propone su madre. Y ocurre que lo que Spiderman ansía es cubrirse con la capa ondulante de Batman, aunque no sea negra sino rojo carmesí y forme parte, además, del traje de uno de aquellos mosqueteros de antes que luchaban a capa y espada.

Ambos, ella y él en sus personajes, se irán pronto a dormir, vencidos por un sueño cuyas imágenes se me escapan; mi mirada ha perdido la gracia que sólo corresponde a la infancia. Y por la mañana, nada más despertar, Inés pronunciará interrogante una sola palabra, mágica, antídoto a la ansiedad y a todo miedo ignorado, palabra en la que concentra amor y admiración incondicional, nombre que así pronunciado le abre cada día las puertas de la vida: ¿Mario?

Mario, el mosquetero, Spiderman o Batman. El hermano mayor que procurará que ella camine segura por la vida, sea cual sea el camino que elija. Mientras tanto, mientras niños, ella llena la casa de risas y gorgojos humanos que parecen imposibles. Desborda alegría. Cuando él la mira, a veces parece no haberse sobrepuesto a los cambios que ella trajo a su vida. Pero si canta, la sigue, y si llora, la mima.

Porque ella es para siempre su Ratita Presumida.

4 comentarios:

Gabriel Ramírez dijo...

Bonito texto, querida Wara.
Un abrazo.

Wara dijo...

Gracias, Gabriel. Otro abrazo.

Svor dijo...

sin ese apoyo y contencion es imposible lograr nada... cada dia estoy mas convencida de ello.
gracias por tus hermosas visitas

Wara dijo...

Svor, gracias a ti por pasar; es un verdadero gusto leerte. Un abrazo.