jueves, 3 de diciembre de 2009

Vínculo de sangre

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—Oye, tenías que haberlo visto —insistió Elías todavía excitado—, no vale con que yo te diga… no puedes hacerte una idea.
—Claro que puedo —respondió Miguel—. Conozco perfectamente a Mauro y puedo verlo ascender calle arriba, la gente agolpada en las aceras, en silencio… y al niño en sus brazos.
—¿Pero es que no me escuchas? ¡Te digo que no era un niño! Era un muñeco, y bien feo, además… Por eso fue extraordinario… algo nunca visto… ¡real!
—Sí, tan real como que algún día alguien os hará pagar por esas bromas de mal gusto. ¿O acaso alguien rió la gracia, eh? Dime, ¿alguien se rió al descubrir que todo era falso, un burdo y cruel simulacro? ¡Un niño ahogado!
Y Miguel se hizo a un lado sintiendo de repente un extraño rechazo hacia quien era sangre de su sangre, pensando que parecía imposible que fueran hermanos… Le decían que tuviera paciencia, que Elías habría de madurar algún día; inútil era cuánto ahora le dijera, ya fuera como explicación o como simple advertencia. Pero a veces le preocupaba tanto la posibilidad de que Elías no alcanzara a hacerse una idea de lo que le aguardaba, de lo que la vida le deparaba si no rectificaba, que Miguel acababa temblando, llorando, y entonces volvía corriendo a su lado, sintiéndose débil y cobarde, incapaz de abandonar a su hermano.


8 comentarios:

Malena dijo...

Mi querida Wara: El vínculo de sangre es importante aunque creo que el de una gran amistad lo puede ser más, de todas formas no puedo negar que puedes dar la vida por ese hermano aunque sean la noche y el día. Es complicado ¿verdad?

Mil besos y mil rosas.

Wara dijo...

Elegimos los amigos, nos imponen la familia. Pero por muy distinto que sea de nosotros, un hermano es un hermano, una prolongación de uno mismo. Y esa circunstancia todo lo hace si no complicado, muy distinto.

Besos, malena.

D@n@ dijo...

...hi la sangre, el vinculo de sangre puede ser tanto un bendición como una maldición y claro tu propia jaula dorada de la cual no puedes huir...me haz recordado tantas cosas entre ella cadenas que llevo aun por mi mala fortuna

Wara dijo...

Pues fíjate que hace nada estaba yo pensando en que me sentiría mucho mejor si no hubiera conocido a una determinada persona, que para daños, bueno, nos sobran. Pero luego he pensado que de todo se aprende, incluso de lo malo, y que lo importante es que nosotros no cambiemos en consecuencia. Quiero decir, que no dejemos de confiar, que no nos decepcionemos...

Gracias por tu visita, Dana. Feliz fin de semana.

Jenn Díaz dijo...

Ah, estos son de los míos. No como yo, porque de niña fui muy quieta y buena, silenciosa y tímida. Pero son de los niños que a mí me gustan, de los que juegan con todo, aunque se equivocan. Me encanta el cobarde, siento una gran atracción por los débiles, y éste es una delicia como personaje. Me ha gustado mucho tu cuento, Wara.
Un abrazo.

Wara dijo...

Hola, Fusa, yo también temo que fui una niña buena y quizá habría que decir como Diana Navarro eso de "mira lo que te has perdido". Quién sabe.

¡Qué difícil es esto de vivir, jajaja! Feliz fin de semana, muchísimos besos.

Almudena dijo...

Los actos de los niños... pueden ser preocupantemente crueles o conmovedoramente tiernos. Lo que me preocupa es la opción que escogerán en la edad adulta.

Besucos.

Wara dijo...

Ayer conocí a los dos miembros más jóvenes de mi familia, dos gemelos que apuntan ya ciertas diferencias físicas. Sé que no es garantía de nada saber que crecerán en un ambiente apropiado, pero viendo una familia tan feliz, hoy por hoy no quiero temer nada.

Besos, Anjanuca.