—Demuéstrame cuánto me amas.
—Me pides un imposible.
—No entiendo por qué te niegas, sólo te pido una prueba.
—Lo que ocurre es que no confías; es más, dudas y sospechas.
—¿Y no tengo motivo?
—Decídelo tú mismo.
domingo, 21 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
La eterna duda...
Qué complicado se vuelve todo cuando dos no es igual a uno más uno, como dice Joaquinito.
Un beso, Wara.
Me encantan estos diálogos en los que se dice tanto con tan pocas palabras.
Fusa, tener que demostrar lo que uno es o lo que uno siente no sólo es difícil sino que además duele tremendamente cuando alguien de quien esperas reciprocidad, te lo exige.
Neke, con lo difícil que yo lo tengo, que empiezo a hablar y no paro, que los telegramas no se han hecho para mí, esto es como un sacrificio que a veces me impongo.
Abrazos a las dos, gracias.
Publicar un comentario